Manifiesto de Filosofia de trabajo:

 

En cualquier lugar edificado aparecen viviendas diferentes. Si estas diferencias a veces no son evidentes en sus fachadas lo son en sus distribuciones casi siempre.

Cuanto más singular sea un pueblo más diferencias en sus arquitecturas. Más riqueza más variedades.

 

¿Qué pensar de un mundo en el cual todos fuéramos seres idénticos, uniformes, viviendo en casas idénticas? El fin del deseo probablemente.

 

Una casa tiene que expresar lo que es el ser humano que vive dentro y lo que lo distingue de los demás, su especificidad.

 

Es lo que entendemos por darle carácter arquitectural a las viviendas, en adecuación con la identidad de sus propietarios.

 

Una vivienda puede ser abierta, generosa por la luz y radiación solar natural que la inunda, o cerrada, oscura, etc…

Estar planteando una vivienda con identidad en adecuación con sus propietarios es un tema de buen gusto, algo como estar escogiendo indumentaria capaz de afirmar nuestra personalidad.

 

Pero por encima de esto, de esta superficialidad está algo esencial.

 

Habitar es experimentar la vida como una multitud de posibilidades. Descansar, reunirse, aislarse en la intimidad, invitar, cenar, cocinar, proyectar una película, etc... Un lugar para seguir cultivando su identidad propia, su personalidad, en el cual expresar sus gustos propios, y los recuerdos de su esfera privada e íntima.

Nuestro trabajo Busca darle identidad al proyecto, mediante la forma y su expresión, para garantizar la buena vida y su perenidad, permitiéndole adquirir sentido. Buscamos en primer lugar organizar el espacio para la vida domestica del hombre, de Usted y su familia.

 

Nuestra arquitectura es correcta, honesta y contemporánea.

 

Entendemos que una casa que no está diseñada específicamente para un usuario es decir sin identidad propia, no puede nunca convertirse en lugar sublime, capaz de otorgarle al usuario la parte de felicidad que planteamos todos en nuestras vidas, meta absoluta del proyecto de arquitectura.

 

El espacio de una casa, su arquitectura afecta nuestros estados de ánimo es un hecho.

 

 

Nos gusta ver el hogar como un refugio, en el cual el hombre contemporáneo estimulado en exceso por el ritmo frenético de nuestra civilización encuentra la paz y la serenidad regeneradora.

 

Nuestra filosofía de trabajo contempla en primer lugar el vivir de forma contemporánea, algo anclado en los fundamentos de nuestra época.

 

Muchos clientes sin conocimiento real de la arquitectura en su deseo de construir, se refieren a su propio entorno en general: a casas conocidas, a menudo del pasado o de un presente vinculado al pasado. En este contexto la arquitectura contemporánea les suele resultar extraña.

Plantearse vivir en una casa de arquitectura contemporánea es el deseo de estar viviendo en un espacio que expresa la civilización, la época en la cual nos ha tocado vivir, la esencia de nuestra época.

 

Por encima de todo, nuestro primer propósito es una propuesta de proyecto capaz de generar felicidad, estados de ánimo positivos.

 

Es obvio, sabemos que la felicidad no se logra solamente a través de la experimentación espacial y del hogar, aunque parte de ella.

 

La felicidad es un entramado de cosas muchas veces pequeñas.

La parte contenida en el hogar es la que nos interesa.

 

La vivienda puede ayudar al hombre a realizar una de sus aspiraciones principales: el descubrimiento de sí mismo, para que su existencia consiga significado o que, si ya lo tiene, lo potencie y siga creciendo. Esto se logra en buena medida mediante el espacio organizado que habitamos y que nos rodea. La mayor conquista de la civilización.

 

El concepto de Lugar es el vínculo de la arquitectura con la vida, es lo que nos permite orientarnos e identificarnos.

 

Nuestro punto de partida es la identificación de ese Lugar (el solar) para generar lo que llamamos “estética relacional”.

 

Identificar el Lugar es encontrar materia “in situ” para estar dando sentido al diseño, buscando ofrecer al usuario un espacio adecuado a sus necesidades acorde con este lugar.

 

Vivir plantea aspectos diversos, lo que llamamos “Modus vivendi”: como mantenerse caliente y seco, desplazarse de un lugar a otro, adquirir y conservar los alimentos y el agua, el combustible y la salud, cocinar, sentarse, comer, relacionarse con los demás, dormir y procrear, lavarse y defecar, defenderse de los enemigos, rendir culto o no, cumplir con los ritos, comprar o intercambiar bienes y servicios, contar cuentos y actuar, enseñar y aprender, intercambiar opiniones y debatir, luchar y competir, dar a luz, tomar parte en “ritos de paso”, morir…

 

Para vivir bien es imprescindible organizar físicamente y conceptualmente el mundo en lugares.

 

Lugares para trabajar, para descansar, lugares para ser vistos, para ver, lugares que son “míos”, que son “tuyos”, lugares placenteros otros menos, algunos cálidos, otros menos incluso fríos, lugares que inspiran reverencia, lugares que protegen, lugares para la exhibición y un largo etc…

 

La dificultad viene de que cada lugar puede ser interpretado de modos muy distintos, cada uno de nosotros proyecta en un lugar lo que vincula con su memoria, su propia historia, aquellos momentos que marcaron…que tuvieron sentido.

 

Por ello preferimos, en la medida de lo posible, entretenernos extensivamente con nuestros clientes para procurar descubrir algo de estos lugares que suelen ser "íntimos y personales" y plasmarlos en identidad.

 

Nuestro trabajo es ayudarles a plasmar la casa que llevan dentro.

 

En nuesta vision, que se inscribe en la contemporaneidad, asumimos que en cada arquitectura de calidad hay un mensaje sensible contenido en acuerdo con sus usuarios, un sujeto arquitectónico, un sujeto poético justificable por una lectura sensible, por una semántica estética…aquello que descubrimos alguna vez experimentado el arte…

 

En cualquier intento de estética relacional, establecer un proyecto dicho en ortos terminos, ha de haber una busqueda de la culminación estética: lo sublime, el “Saint Graal” de la arquitectura…lo que diferencia el arte mayor del menor.

 

Encontrar respuestas a la complejidad del mundo moderno que nos hemos fabricado, satisfacer las necesidades psicológicas (mentales y espirituales) pasa en nuestra mirada por este eclecticismo, que valida los aproximamientos divergentes, aunque sean teóricamente opuestos. Y no por ello no se logra la coherencia, es una convicción.

 

La obra que se realiza en el estudio pretende dar a cada cliente la mejor obra posible para un emplazamiento concreto, bajo un programa de necesidades dado, pero, tratando además de que sea una arquitectura emocional, la belleza es para nosotros un valor supremo de la arquitectura.

 

Nuestra definición de la belleza ya que son varias, es la siguiente:

La belleza es el conjunto de calidades de un sujeto que provoca un placer intenso a los sentidos o una satisfacción profunda de nuestro espíritu.

 

La arquitectura en nuestro entender tiene que ser un instrumento de percepción que exploramos con nuestros sentidos.

 

Es un medio antiguo y arcaico, exige mucho a la gente, involucrándola, "abusando de ella" (trampantojo) y seduciéndola con todos los sentidos, los 5 sentidos, de no ser así estamos en el dominio de la decoración como el cine o la televisión que apelan principalmente a la vista y el oído...

 

La Arquitectura con A mayuscula va dirigida a nuestros 5 sentidos: mediante ellos experimentamos la vista: del espacio, altura, perspectiva; el tacto: de nuestro pies y manos si hay barandillas…si están calientes o fríos, suaves o rugosos, o lo de una corriente de aire refrescante en verano…cuando nos desplazamos a través de ella; el olor (olfato): que desprenden ciertos materiales como maderas o piedras, y el sonido (oido): que desprenden los espacios por ellos mismos o que se filtra a través del espacio amplificándolo distorsionándolo, también es relevante; el gusto: no tanto solo se experimenta en la cocina y como resultado de un buen guiso.

 

Después, vivimos con las consecuencias de esta experiencia y esta es la manera como nos afecta esa parte de arte contenida en la arquitectura.

 

A través de un ilimitado sistema de referencias que lo abarca todo en su fuerza rectora tenemos una visión panorámica y un amplio repertorio expresivo para fabricar conmovedores apéndices espaciales que modifican nuestra percepción.

 

Buscamos formas, volúmenes, materiales, policromías, la disponibilidad funcional de los espacios, una propuesta que permita a nuestro cliente, sentir una satisfacción en el lugar en el que desarrollara su vida privada.

 

Para seguir situando nuestro trabajo, diré que estamos en la vía directa, somos herederos de la modernidad que solemos llamar clásica, conectados con algunas vanguardias de los 20’ como el “Elementarismo” que proponía “De Stijl” (con conceptos como estar buscando en el diseño reducir la arquitectura en una serie de componentes, que se reducen ellos mismos a elementos incomprensibles, y articularlos de manera exponencial.)

El trabajo de Frank Lloyd Wright inspirador directo del Stijl, también es un referente para nosotros, así como el de Le Corbusier por su mediterraneidad; la del Japonés Tadao Ando por su dominio del idioma de sombras y luz… aunque cite a Ando, la arquitectura tradicional Japonesa en general nos inspira: vivienda básica y modular íntimamente ligada a la índole de la religión nacional y la creencia de una vida muy ordenada, planteando un estilo de vida mas fluido, ligero e incluso nómada que se traduce en valores de referencia como sencillo, práctico(funcional), polivalente (transformable/flexible), asequible, disponible, etc…

 

Para nosotros, en la época de la abundancia (bastante generalizada) que nos a tocado vivir en la civilización occidental, el exceso de estímulos visuales, acústicos… es algo alienante.

 

Por ello preconizamos un entorno doméstico sobrio depurado y libre de adornos; buscamos elegancia sencilla, una manera de tener el espíritu en calma en su hogar contrastando con lo que la vida en las ciudades nos está imponiendo; un modo de alcanzar serenidad y satisfacción para deshacernos del exceso que nos procura nuestro transito diario por la vida.

 

Todas esas referencias tienen un denominador común, que va por la búsqueda de la abstracción del espacio, una relación entre interior y exterior con límites difusos, borrados, que no te limitan en tus movimientos, en tu imaginación…La expresión de una alta sensibilidad hacia la naturaleza.

 

Nuestra actitud de diseño es “explotar" la caja cerrada cubica clásica en cuanto podamos. Es para nosotros un espacio del pasado, un marco de vida rígido que “paraliza” y “encarcela” las funciones humanas... más en nuestros tiempos modernos, de velocidad, simultaneidad, de cultura cinematográfica, del movimiento, que ha llegado a las masas…etc…

 

Buscamos reanudar la relación del hombre con la naturaleza a través de estos límites difusos, interrumpida en buena medida por el proceso irreversible de masificación del espacio ligado a la revolución industrial.

 

En definitiva somos “democráticos”, no estamos obsesionados por reglas y restricciones del diseño, estamos abiertos a la experimentación, al color, las curvas, etc…

 

Lo que nos diferencia del aproximamiento racionalista y funcionalista (el más practicado por la profesión), aquello de que “la forma expresa las funciones”…está en la fusión que defendemos entre sentir y pensar, en nuestra propuesta de resolver la ecuación de la forma arquitectónica no solamente por un espíritu deductivo… planteamientos funcionales, planteamientos de expresión de la naturaleza de los materiales o limitaciones del sistema constructivo…Añadimos a ese proceso racional, la sensibilidad o intuición, en especial para darle respuesta a nuestras necesidades mentales, espirituales y psicológicas. La parte de arte que necesitamos todos en nuestras vidas para hacerla mejor, alimentando nuestras mentes, sustentando nuestras almas, estimulando la variedad del acto de vivir y sentir, de estar en vida.

 

En otros términos ante la pagina blanca razonamos y sentimos…Buscamos un sentido a la forma del edificio que se pueda transmitir a los demás, que se pueda experimentar…dirigiéndolo a lo que nuestros clientes nos dejan entrever o ver de ellos mismos.

 

La forma tiene en definitiva que denotar, en su principio de unidad, la calidad y contenido de la vivienda.

 

Lo que no buscamos nunca, porque es lo peor que nos puede pasar, es caer en el formalismo, es decir, proponer la forma por la forma sin sentido profundo: lo que llamamos también el vértigo escultural, que busca exhibir una exuberancia plástica como fin en sí, sin coherencia intrínseca, vanidosamente.

 

Que quede claro, los arquitectos no tendríamos nunca que trabajar para nuestra gloria personal ni para unos cuantos que sepan descifrar el idioma de nuestras arquitecturas.

 

En mi caso, lo que me importa de verdad es que los usuarios de mis espacios queden felices, que pueda mi trabajo elevar su espíritu, tocar sus almas. Soy de los que piensa que la arquitectura es capaz de activar cualidades especiales en el hombre.

 

 

 

Conseguimos esos objetivos estéticos:

 

Usando en los proyectos un numero de materiales limitados en exteriores para obtener sobriedad, unidad y harmonía de conjunto.

Los elegimos conjuntamente con nuestros clientes, siempre damos preferencia en nuetras propuestas a materiales naturales por su belleza intrínseca (revestimientos) buscando efectos suaves/calmantes o rugosos/estimulantes, deslumbrar al intelecto o calmar el espíritu jugando con su relieve natural, ellos sugieren, evocan, trasmiten un mensaje más allá de su uso.

Se trata de captarlo y de usarlo para producir el efecto deseado.

 

Una expresión arquitectónica procedente de la naturaleza mismo, de los materiales, es un lema para nosotros.

 

La ornamentación que no procede de la naturaleza mismo del material es una falsa que no usamos en nuestros proyectos.

 

Nos encantan las líneas horizontales de tal modo que procuramos ventajearlas. Esto por el vínculo directo con la tierra y el horizonte. Adoramos trabajar con cubiertas planas o de pendientes con preferencia si pueden ser varias y de cuatro aguas bajas.

 

Nos gusta la Evocación Poética

 

Con un interés destacado por la metáfora (mecanismo poético por excelencia) capaz de estimular el imaginario, nuestros sueños…algo en línea directa con la felicidad.

Ello se puede materializar en la forma exterior del proyecto, como por ejemplo, en la Casa Nautilus, que busca metafóricamente evocar un trasatlántico planteando la vivienda como una estancia efímera, el tiempo de un viaje.

 

Pero también pueden ser sensaciones, entre otras procuradas por los ambientes visuales, los obtenidos con la luz en el contraste claro oscuro, o reflejos de rayos solares que filtran por la piscina y se reflejan en las paredes del espacio contiguo a ella. O simplemente canalizando, componiendo con las brisas y el sonido del rugido producido por los arboles los árboles cercanos a la edificación.

 

Buscamos harmonía mediante proporciones humanas y el número de oro heredado de la Grecia clásica, la satisfacción del ojo y por consecuente del espíritu.

Buscamos siempre enmarcar el paisaje con ventanas como en la arquitectura tradicional Japonesa, así que las ventanas horizontales nos encantan y cuando el paisaje es desfavorable o inexistente buscamos recrearlo mediante patios interiores de dimensiones muy diversas, que vegetalizamos o no refiriéndonos a menudo al jardín Japonés y su intento de recrear un cosmos en miniatura, donde los cuatro elementos llegan a dialogar entre si.

 

Para implantar viviendas a menudo nos gusta partir de la “llar de foc”, la chimenea, potenciándola como foco social y funcional de la casa.

A menudo buscamos su ubicación en el solar como primer acto del proceso.

Punto de partida, foco de vida que proporciona calor y sentido en invierno.

Nos gusta relacionarlo a parte del estar, con la cocina, ya que es un espacio que ha ido cogiendo protagonismo estas últimas décadas y que se merece ser potenciado.

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